Aunque de primera suena muy bonito, los duendes folclóricos costarricenses se describen como criaturas con vestidos de colores, de treinta centímetros de altura, que parecen niños barbados, y sus huellas tienen la forma de las de un ave, un gallo. Traviesos y juguetones, una leyenda indígena dice que en la primera batalla entre el Diablo y Dios, los duendes no siguieron a Dios ni apoyaron al Diablo. Esa apatía da origen a su condición de seres neutros, ni buenos ni malos.
Las creencias folclóricas de los campesinos dan fe de que, en su afán por actividades lúdicas, si se ensañan con una familia ponen de cabeza la casa. Vierten cenizas o heces en los alimentos, dejan caer los comales, rompen los trastes... Pero si se encariñan con los habitantes de la casa son excesivamente complacientes: hacen la comida, alimentan a los animales, limpian los utensilios culinarios, desgranan el maíz, hacen los quehaceres domésticos... La más popular de las leyendas sobre duendes, en Costa Rica, habla de una familia que decidió mudarse por los continuos asaltos de los duendes a su vivienda. Ya de camino, en la carreta, la esposa sintió deseos de hacer sus necesidades, y descubrió que habían olvidado el bacín o bacinica de madera, y al comentarle a su marido lo sucedido una vocecilla dijo: "Aquí está", y se oyó cuando el duende puso el recipiente en el piso de la carreta. Su conducta con los niños varía. En lo común, las leyendas narran que los secuestran, tentándolos con juguetes y confites (dulces), para jugar con ellos y devolverlos, o para hacerle maldades (pellizcos, coscorrones)... Pero, siempre según el folclore, cuando nace el hijo o hija de una familia bienamada por ellos, o se encariñan con un infante por su inocencia, pasan a ser una especie de segundo ángel de la guarda. Como todo duende legendario, los costarricenses poseen poderes mágicos. Muchas veces los usan para gastar bromas pesadas, como hacer que los viajeros apurados se extravíen o, en un relato, llenar a una mujer de vello.
pero también tiene una lado malo, aunque mencionan que son protectores, en algunos casos no devuelven a los niños, o estos regresan muy cambiados, pero de una manera espeluznante, por algo es que mi familia utilizaba un lazo rojo para alejarlos (la verdad es que no sé el significado del lazo o el color, pero los aleja), ya que en algunos países mencionan que las madres al ver a sus hijos otra vez, alegan que no son ellos, y empiezan cosas extrañas en la casa, es por eso que pongo esta historia, ya que tiene su lado bueno, pero su lago malo es peor, ya que esa mamás han tratado de matar a los seres que dicen ser sus hijos, es por eso que debe evitar el contacto con los duendes.
1 comentario:
esta bueno el relato aunque ami me an contado y es un caso que conto mi abuelo por que a el le paso no era claramente que midiera 30 cm si no como 70 u 80 cm pero yo si creo en las cosas sobrenaturales gracias por las dedirnos una medida de precaucion att phyro
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