Cumacanga, versión femenina del hombre lobo, cuya cabeza se separa del cuerpo. El cuerpo permanece en casa y la cabeza sale volando como una bola de fuego, los viernes por la noche. La cumacanga, un mito del estado de Pará, en Brasil, es siempre la concubina de un cura o la séptima hija de un amor sacrílego. En Maranhão recibe el nombre de curacanga. La cabeza luminosa, uno de los elementos comunes a los mitos relacionados con el fuego, significa castigo, encantamiento o señal de riquezas.
La creencia en hombres lobo o cumacangas viene de la antigüedad y fue registrada por Virgilio. En Europa representa a los espíritus del bosque. En todos los lugares donde aparece la leyenda, el rasgo común a los hombres lobo y las cumacangas es su carácter voraz. El acto de devorar, como arquetipo simbólico, está ligado a la alternancia día/noche, muerte/vida. La garganta devora y vomita. Es, por tanto, la “iniciadora”. Adquiere, según la fauna local, la apariencia del animal más voraz: lobo, cocodrilo o jaguar.
El hombre lobo, y principalmente la cumacanga, equivalen a representaciones simbólicas del deseo sexual, libido del amor y la supervivencia.
La creencia en hombres lobo o cumacangas viene de la antigüedad y fue registrada por Virgilio. En Europa representa a los espíritus del bosque. En todos los lugares donde aparece la leyenda, el rasgo común a los hombres lobo y las cumacangas es su carácter voraz. El acto de devorar, como arquetipo simbólico, está ligado a la alternancia día/noche, muerte/vida. La garganta devora y vomita. Es, por tanto, la “iniciadora”. Adquiere, según la fauna local, la apariencia del animal más voraz: lobo, cocodrilo o jaguar.
El hombre lobo, y principalmente la cumacanga, equivalen a representaciones simbólicas del deseo sexual, libido del amor y la supervivencia.
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